sábado, 22 de diciembre de 2012
Te agradezco de corazón por todo esa ayuda que me has dado.
Abriste tus brazos hacia mí sin haberme conocido, no hay nada más de quien pueda estar agradecido.
Aquel día que llegue, aterrorizada y perdida en ese ambiente, me sentí tan sola sin razón alguna, pero llagaste a mí como el destino nos esperaba y yo doy gracias a Dios por habernos conocido.
Cada minuto que me dabas, cada instante que me regalabas; me ofreciste tu tiempo y tu cariño, que nos unió como amigos.
Ese lazo fuerte de amistad creció más y más, ya no somos nada más que amigos, somos compañeros de la vida. Vida hermosa e infinita que nos muestra toda su belleza natural.
Tu eres parte de mi vida y nunca te olvidare, no hay escusa ni del tiempo ni de la vejez, por más que la vida lo intente no lo conseguirá. Es una batalla en vano que no lo logrará.
No hay nada que pueda perder en la vida porque yo ya he ganado una amiga.
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